- Haz ejercicio mínimo 30 minutos diarios. Correr, nadar, andar en bicicleta o simplemente caminar un poco más rápido de lo normal te ayudará a proteger a tu corazón.
- Incluye salmón en tu dieta. Su alto contenido de omega 3 ayuda a reducir el riesgo de sufrir un infarto.
- Hazte chequeos médicos con regularidad. Es importante que revises de forma oportuna tu presión arterial, nivel de glucosa y colesterol.
- Tomar una siesta. La presión arterial se mantiene más baja si dormimos siesta frente a si no lo hacemos, especialmente cuando tienes una carga de estrés considerable. Además los problemas de hipertensión se reducen. Así que trata de tener buenos hábitos de sueño.
- No fumar. ¡Deja ya de fumar! Piensa en ti y en tu familia. El riesgo de padecer una enfermedad coronaria es 70% mayor en fumadores. Esto también aplica a los fumadores pasivos.
- Moderar la ingesta de sal. Además de retener líquidos, el exceso de sal provoca hipertensión arterial, haciendo que las arterias pierdan elasticidad y se vuelvan rígidas dificultando el trabajo del corazón y riñones.
- Relájate. Tomate unos 10 minutos diarios para respirar de forma lenta y profunda, de esta forma te relajarás, disminuirás el estrés y la presión sanguínea.
Imagen: siempremujer